31 jul 2009

Masha sigue viva.

Entre tanta ocupación que nos dirige día a día, te paras un momento a pensar y te das cuenta de la mierda que conlleva todo lo que haces - dijo Masha mientras paseaba con su novio y su perro, o quizá con sus dos chuchos.

El novio de Masha era un chico encantador tanto por dentro como por fuera, pero para los ojos de Masha resultaba un poco vago. Un día, hablando con ella, me comentó que le quería muchísimo y que no había conocido a nadie como él, pero que se percataba de que no era tan detallista como quería. No quería ese tipo de detalles que cuestan dinero o que arrancas de un jardín. Lo que ella necesitaba era un regalazo, el tiempo.

Y entonces, me hizo pensar...

¿El tiempo? ¿Cómo podemos regalar tiempo a alguien? ¿Qué es lo que necesita Masha?

Y me di cuenta de lo que quería decirme la conciencia, Masha. Echaba de menos que alguien tan especial como su perro favorito no le dedicara el tiempo que merecía o como merecía, porque, una vez más, durante ese paseo con su mascota y él, se dio cuenta que lo tenía cerca porque ella había hecho lo posible para que eso ocurriera.

Me pregunto y a la vez afirmo con poca autoridad, si es posible que Masha se quede sin fuerzas algún día.

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Retomo las pequeñas redacciones en el blog con la que las inició, Masha. Para el que no lo haya leído antes, ella ha contado cosas en este blog anteriormente. He aquí los enlaces para que, si queréis, le echeis un ojo: