A Mike le encantaba perderse por un mundo ideal y fantástico. Desde bien pequeñito su abuelo le compraba cómics de sus superhéroes favoritos. También le gustaba ver películas de dibujos animados y tener los juguetes de estos dibujos. Puzzles, muñecos, juegos de mesa, peluches, pegatinas, etc. Cualquier cosa le bastaba para evadirse de la realidad e imaginar que él era el héroe y salvaría la ciudad.
Un día, mientras Mike jugaba con sus muñecos de plástico, su hermano mayor se acercó a jugar con él. No era ninguna novedad, ya que ambos tenían edades similares y les apasionaba el mundo fantástico. De hecho, sus superhéroes coincidían.
En este instante, cuando los dos hermanos compartían su imaginación y se divertían, Mike observó que su compañero de juego no tenía buena cara.
- ¿Qué te pasa?- Preguntó Mike.
- Me duele el pecho...- Respondió su hermano entre pequeñas lágrimas.
Mike se asustó y no dudó en llamar a su padre y decírselo. Éste enseguida acudió e intentó averiguar la causa del dolor del niño. A los minutos, su madre volvió de trabajar y viendo el panorama decidió ir a urgencias.
Tras unos instantes de angustiosa espera, el médico salió con los resultados.
El hermano de Mike pasará esa noche en observación, hasta que le suban a planta, y en dos días, probablemente, será sometido a una fácil operación de corazón. Parece que algo no le funcionaba bien.
Fueron dos días eternos para Mike. A él no le importaba jugar solo, pero esta vez sentía un extraño sentimiento cuando cogía sus muñecos. Quizás, echaba de menos la compañía de su hermano y temía que le ocurriera algo grave.
El segundo día, Mike tuvo una genial idea. Llamó ilusionado a su abuelo, le comentó lo que había pensado y éste aceptó la propuesta.
Pasaron toda la tarde en el centro de la ciudad, de un lado para otro. Al regresar a casa, Mike cenó, se lavó los dientes y en la cama se puso a pensar en el día que había tenido. Se sentía muy bien, ese temor había desaparecido y estaba deseando que fuera mañana para que operaran a su hermano. Tras la operación él podría ir a visitarle, y eso era algo que le emocionaba y alegraba.
Por fin amaneció. La operación tendría lugar a primera hora de la mañana, por lo que, Mike sabía que después de comer iría a verle.
Transcurrió la mañana muy lentamente para Mike. Tras varias horas de largas esperas llegó la hora comer. Comió y se arregló rápidamente, deseando irse hacia el hospital. Estaba muy contento, y tenía una ganas inmensas de darle la sorpresa que compró ayer con su abuelo.
En el hospital, Mike insistía a su abuelo para que fuera más rápido.
- Vamos abuelo, corre un poco, ¡¡¡que nos está esperando!!!
Después de dar unas cuantas vueltas y de confundirse de habitación, dieron con la de su hermano.
Mike entró corriendo y se apoyó en la cama, estaba tan entusiasmado que se le olvidó preguntarle cómo estaba y quiso darle el regalo inmediatamente.
- ¡¡Mira lo que te he traido!!- exclamó Mike alegremente.
- A ver...¡anda! ¡qué chulo! ¡me encanta este capitulo! ¡¡GRACIAS!!- contestó ilusionado
Mike, con cuidado le dio un abrazo y le dijo: Estos dos días no he podido despegarme de la realidad y dejar de pensar en que podría pasarte algo grave. Por eso, pensé en lo que tanto nos gusta, los cómics. Llamé al abuelo para ir al centro a comprarte este número. Se que es el que más te gusta, y el que te faltaba. Además, también se que es lo que necesitas ahora mismo, llevas tres días sin salir del mundo real...
Al escuchar estas palabras, su hermano le dijo: Tienes razón Mike, ¿por qué no dejamos la realidad para otro momento?
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2 comentarios:
Bien!!!!!!!!!!!!!!!!
Me ha encantado esta historia! y nadie ha muerto!
Menos mal que tenemos la fantasía para alejarnos de la realidad porque si no, no se que seria de mí :P
A ver si tardas menos en poner historias que me quedo con ganas de más!
Besos!!!!!
Pues sí. Y resulta paradójico que ahora más que nunca sea tan necesario huir de la realidad.
Molt bé ;)
PD: Hay un blog llamado Mesakus Nmokulus al borde de la muerte. Apadrina una entrada por un pensamiento al día.
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